(no es carta pero podría serlo)
¡Cuánto odié a Isolda cuando descubrí que 'mi' Peter había desaparecido de la juguetería! Faltaba un día para mi octavo cumpleaños y yo llevaba semanas aplastando mi nariz en el cristal del escaparate aprendiéndome de memoria todos los detalles de su pelo rizado de peluche, sus bondadosos ojos de oso, su morro cuadrado y serio. Sabía que en mi casa no había dinero para un capricho tan costoso, y me hubiera conformado continuar así durante mucho tiempo, pero aquel día la sillita de mimbre de Peter estaba vacía.
Busqué con la mirada al tendedero que se había refugiado detrás del mostrador al fondo de su tenebroso negocio; al verme se agachó, más antipático y cheposo que nunca. Me fui, cegada por lágrimas de rabia e impotencia.
Isolda, la niña ricachona de las trenzas castañas, estaría en su lujoso cuarto presentando a Peter a sus muñecas de porcelana y a su escandaloso perro caniche ‘Pip’. Luego sentaría a mi Peter en un flamante cochecito de paseo para tomar el fresco en la terraza de la mansión, bajo la sombra de ese abeto que cada Navidad estaba adornado con miles de bombillas que en la oscuridad parpadeaban por encima del altísimo muro que rodeaba la finca.
Deslicé una tarántula enfurecida debajo de la almohada de aquella niña ñoña que -eso sí- abrazaría en sus últimos momentos a Peter. Al día siguiente sin embargo, su desconsolada madre ordenaría al mayordomo tirar a la basura todos los juguetes para que nada le recordase a su hijita Isolda, y yo pasaría con disimulo a primera hora…
Me quedé dormida, y como se ve en la foto, la historia tuvo un final feliz.
Ahjajajaj es buenísimo! Lo de la tarántula me hizo atragantar con el café que estaba tomando! E imaginarte parada en la puerta de la casa al otro día temprano para llevarte a Peter!!!
ResponderEliminarMi querida Dorotea, siempre que paso por aqui me voy con una sonrisa, sos una pasajera imprescindible del bus de los sábados.
Abrazos
NUNCA ME PRE0CUPARIA P0R IS0LDA... ANTES ME PRE0CUPARIA P0R D0R0TEA Y P0S SU...C0M0 EST0Y MEDI0 D0RMID0, N0 SE SI ES UN PELUCHE...¿ESTABAS YA ENAM0RADA DE ESE BICH0??? JAJAJ..
ResponderEliminarGRACIAS, D0R0TEA.
Qué bueno, Dorotea, entrañable.
ResponderEliminarEs de esos cuentos que te dejan una media sonrisa dulce.
Un abrazo.
es tan amable la lectura de tus relatos, tan equilibrados, con una lectura fácil y estimulante, que hasta el sorprendente desenlace adquiere un tono poético y reparador.
ResponderEliminarPor lo visto, Peter bien vale una tarántula a tiempo.
Abrazos
¡Qué entrañable recuerdo! Me ha encantado, Dorotea.
ResponderEliminar¡Qué le zurzan a Isolda!Jajaja
Besos
Ese oso que se va con los más ricos, ¡ay!, Dorotea, qué materialista. Claro que, viendo la foto, parece que se dio cuenta cual era el verdadero amor. :) Y aún guarda otros significados la carta, pero más tiernos y entrañables.
ResponderEliminarMuchas gracias por participar
Bikiños
Tienes una imaginación portentosa, jajaja es una historia con suspense y un entramado genial...a todos nos has tenido en vilo...
ResponderEliminarGenial.
Un besito
Hola Dorotea.
ResponderEliminarComo siempre, ha sido una delicia leerte. Bonita historia.
Lo de la tarántula, demasié.
Un abrazo.
Maat
Vaya me había dado mucha pena en el fondo. Ha estado muy bien
ResponderEliminarUn abrazo
jajjaja..esto es originalidad!!!...amor con desenlace trágico!! (para Isolda, claro! ajaja)
ResponderEliminarMuy bueno tu relato, casi me diste lástima en tu papel de niña pobrecita, y después...zás!...resultaste una malvada! ajajaj
saludos, desde el bus!
Precioso cuento, con la pena que me estaba dando la pobrecita niña mirando por el escaparate ese precioso osito y al final resulta que escondía en su interior una cara oculta
ResponderEliminarUn saludo de Mar
Al primer amor, Peter, esponjoso, lo estrechaste entre tus brazos, soñando, que los sueños todo lo pueden. Y en sueños, la niña se venga de Isolda (nombre operístico, je, je) porque los niños y las niñas fuimos y son crueles, implacables.
ResponderEliminarBellísimo cuento o ensoñación.
Bsito y !salve! natalí
Una carta muy original, magistralmente escrita.
ResponderEliminarMe ha caido mal el tendero, ¡qué poca sensibilidad!, viendo todos los días a esa criaturita con la nariz pegada al cristal del escaparate y no ser capaz de obsequiar a la chiquilla con ese muñeco de sus sueños.
Besos Dorotea.
Gracias por hacer un alto y bajaros en mi parada. Dicho sea de paso, Peter aún preside la colección de peluches de mi hermana que ojalá en su momento pase a formar parte de un pequeño museo de muñecas etc.
ResponderEliminarAh, y Peter no solo fue el primer amor de mi vida, sino también el único pelirrojo.
Un beso.
Yo tenía una vecina tan "odiable" como Isolda, así que te entiendo bien.
ResponderEliminarUn beso.
Dorotea, perdona lo tarde!
ResponderEliminarQue buena historia! Ya me había asustado! Leyendo tu historia me hiciste recordar una cosa que le paso a mi madre, cuando era pequeña en su pueblo allá cerca de Lugo, había una niña que era ricachona y tenía una muñeca que a mi madre le encantaba pero que no se la prestaba. Así que mi madre un día en vengaza la cogio por las coletas (a la niña) y la arrastro por el suelo por no prestarle la muñeca.
Besitos
Muy bueno. Y es que el dinero no hace la felicidad... eso decimos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno, bueno, ya no me preocupo, la suete de la niña caprichosa estaba echada por causa de los celos y la intrepidez.
ResponderEliminarPeter, nunca dice, no.
Un saludo,
Niña! Es un lujo dejarse caer en el colchón de tus letras. ¿Se puede suspirar?
ResponderEliminarGracias de nuevo por vuestros comentarios y visitas, y sí, Mimi, se puede suspirar. ;-)
ResponderEliminarUn beso.
Dorotea querida en mi blog dejé algo para vos.
ResponderEliminarte dejo un beso