LA PARTIDA
El plan del juego tenía hojas de calendario
como marcadores para el avance; el dado era una falange de meñique pulida; las
cartas de rol mostraban tanto seres de ultratumba, zombis y momias como ángeles
de guarda, amigos incondicionales y amores platónicos y otros. Sin embargo el alcance de sus poderes era
difícil de prever porque dependía de las combinaciones posibles o imposibles. La
partida se iba prolongando y mi adversaria se ponía cada vez más nerviosa,
disgustada con sus pobres tiradas y personajes sin armas letales. Habíamos jugado 87 años y 3 días cuando
caí en una trampa de paso de cebra. El salto con que se levantó ella me
permitió ver su hermoso esqueleto bajo la capa oscura con la que me rodeó.
-Sé que gano siempre, -ronroneó con voz gatuna- pero cuando superáis la fase de las motos, el sexo sin protección y los infartos y cánceres, me pongo histérica...
Más escalofríos en el blog de Teresa
Muy original tu relato. Es verdad, al final siempre gana, a unos antes y a otros después, todos pasamos por lo mismo.
ResponderEliminarUn abrazo
todos caminamos hacia el mismo lugar...... ¿que se sentirá al final en el final? ¡SALUDOS AFECTUOSOS DOROTEA!!
ResponderEliminarEs que la muerte está tan segura de vencer que nos da toda una vida de ventaja (La Renga). ¿Es invencible? Me permito ponerlo en duda.
ResponderEliminarTu relato me recuerda un personaje de DC, Madame Xanadu. Es una adivina que obtuvo la inmortalidad, ganandole a la muerte, a las cartas.
Es nuestra contrincante inevitable, de todos modos, 87 años y tres días no ha sido un mal juego.
ResponderEliminarBesos, Jime
Imposible jugar con aquella que a la larga siempre gana.
ResponderEliminarBuena cosa jugar, de todos modos, hasta los 87 pas mal la jugada, felicitaciones.
Besito.
Una oponente que se las sabe todas. Perder? siempre perderemos con ella, tarde o temprano. El cómo y el cuándo es algo que puede llegar a inquietarnos. En este caso, ha sido una partida prolongada, 87 años, podría decirse que casi es un juego ganado.
ResponderEliminarExcelente relato! Tienes tan buen manejo de las palabras, que con pocas te expresas magistralmente!
Besos!
Gaby*
Una partida donde se sabe quien va a ganar, aunque es cierto que algunos la esquivan durante muchos años y eso si que es deseable.
ResponderEliminarMuy buen relato Dorotea.
Un abrazo.
Cuando se juega con un tahur que tiene las cartas marcadas, es imposible ganar. No creo en su nerviosismo ni en su impaciencia. Después de tantos siglos de ganar siempre, sabe que sólo es cuestión de tiempo. Me gustaría asistir a su propio exterminio cuando ya no queda vida sobre el planeta.
ResponderEliminarUn relato magistral, Dorotea.
Un abrazo.
Sabiendo que en alguna de las partidas nos va a ganar, creo que el gran merito está en conseguir que no nos rete muy a menudo. Si lo hiciese, intentar esquivarla. Si por su influencia hemos de estar cerca de ella en alguna ocasión, disfrutar de todas las partidas que le vayamos ganando. En último caso, que aquella que perdamos signifique que, acaso siendo lo peor para nuestro entorno, sea lo mejor para nosotros. 87 años ha estado muy bien.
ResponderEliminarUn buen relato. Enhorabuena.
Qué bueno poder esquivarla hasta que casi sea deseable. Un beso Dorotea he disfrutado con tu partida de cartas.
ResponderEliminarHay juegos muy peligrosos, y más conociendo la naturaleza del contrincante. La de la capa oscura, por desgracia, siempre se sale con la suya. Muy buen relato.
ResponderEliminarUn saludo.
Que bueno ! Poner nerviosa e impacientarla es todo un logro, si quiere ganar que se lo trabaje y desespere jjajaajja.
ResponderEliminarMe encanto !
Besos amiga
Qué gusto poner nerviosa a la muerte. Eso significará que hemos vivido y no sólo sobrevivido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vaya paralelismo. Cuánta imaginación. Un relato inquietante, supongo que se debe a que todos estamos jugando al mismo juego.
ResponderEliminarLo importante de esta partida es disfrutarla y no hacer trampas...todo juego tiene un final e importa poco quien gane si se cumple el objetivo de entretenernos y divertirnos. Precioso relato.
ResponderEliminarSiempre es un placer leerte, Dorotea. Gran relato, corto e intenso, y con final redondo. No se puede pedir más.
ResponderEliminarGracias por participar en el Halloblogween ¡¡