Me acuerdo de una edad sin recuerdos cuando todo era presente o futuro, futuro inmediato más que nada. Los días eran burbujas de jabón que explotaban sin apenas dejar rastro cuando el calendario decidía que habían pasado. El año se construía con el andamio de la rutina del colegio, cogía carrerilla hacia las fiestas de Navidad, se eternizaba en la espera de las vacaciones de verano que incomprensiblemente siempre acababan aunque en la primera semana parecieran eternas. No sé a partir de qué momento empecé a mirar en ambas direcciones, tener presente lo pasado para apreciar lo futuro que solía resultar más grato y satisfactorio que lo anterior. Soy consciente de que mucho más tarde este enfoque cambió radicalmente: los veranos pasados fueron más calurosos, los sabores más intensos y las miradas y risas de las personas que ya no están eclipsan lo que me rodea. Acabaré viviendo en el presente guiada por el pasado y de espaldas al futuro que volverá a ser inmediato o dejará de existir para mí.
Dorotea, acabas de resumir los recuerdos de toda una vida, la percepción que se tiene de ellos.
ResponderEliminarBuen texto,
Buenos dias Dorotea,
ResponderEliminarSi que es verdad que de niños viviamos en un "presente continuo" con futuro a dos dias vista. Pasaban los dias sin enterarnos, hasta que un buen día dices: "Uff ya tengo un buen currículum a mis espaldas..." Y es cuando como tu muy bien dices te encuentras en ese punto en donde empiezas a mirar hacia atrás para comprobar que no has hecho todavía y hacía delante, en mi caso lo justo para ver si acabaré haciéndolo...
Un beso con mucho futuro
Hola Dorotea.
ResponderEliminarQué hermoso modo de describir lo que es la esencia misma de la vida...
Gracias por visitar mi blog. Yo me siento muy cómoda en el tuyo, así que ¡voy a seguir!
Un abrazo
Oye, Dorotea, manejas el lenguaje como te te da la gana. Quiero decir que no veas la de tirabuzones de lujo que has incluído en tu relato.
ResponderEliminarTus escritos cada día me gustan más.
Enhorabuena, compi.
Hola Dorotea. Son recuerdos que recordamos hoy.
ResponderEliminarLa verdad es que la vida es siempre, presente.
Aunque el pasado es nuestra mochila, más o menos ligera y el futuro es todo incierto.
Un abrazo.
Hola Dorotea, vengo del blog Mercedes en esta salida bloguera.
ResponderEliminarLa lectura de tu texto es tan rotunda, que no se puede añadir nada a lo que dices. Ha sido un placer leerte.
Un saludo :)
Gracias por pasaros por aquí y por vuestras palabras. La proximidad que crean los blogs nunca dejará de sorprenderme gratamente, es como si nos reuniéramos en una tertulia virtual.
ResponderEliminarUn abrazo.
Inteligente reflexión, Dorotea, los recuerdos son como el vino, con los años adquieren más solera.
ResponderEliminarUn placer.
Bikiños
"Los días eran burbujas de jabón" me ha gustado especialmente esta expresión, aunque no sabía bien con qué quedarme,todo el texto es muy bueno,invita a la reflexión.
ResponderEliminarUn abrazo, compi
Pero si el niño que fuimos, sigue en nosotros, aunque tenga un tropel de recuerdos, tendra esperanza.
ResponderEliminarSi aparcamoos al niño, aunque borremos los recuerdos aniquilaremos la ilusion y la esperanza.
Un saludo.
Hola, Dorotea: Ya se ha terminado el sábado y sigo visitando blogs. Acabo de leer tu bello e intenso relato.
ResponderEliminarQuizá por mi edad me gusta vivir el presente, como esa edad que tu describes en la que no existían aún los recuerdos. Y en el futuro no me gusta pensar. Llevo unos años en que me va llegando demasiado deprisa ese futuro. Eso me parece al menos.
Un abrazo.
Maat
yo tambien me acuerdo de ese esperar las vacaciones, de esa rutina diaria, esperando que suceda algo, realmente has resumido en muy pocas lineas toda una vida...
ResponderEliminarHola, Dorotea:
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el texto, y cómo juegas con la forma, con las palabras. Me has hecho también recordar qué diferente es el concepto del tiempo cuando somos niños; una hora llega a ser eterna y no tenemos consciencia realmente de lo que es un mes o una semana.
Un abrazo,
Ramón
¡Qué forma de doblar y desdoblar el tiempo, la vida, la forma de percibirnos!
ResponderEliminarEncantada de pasar por aquí
Gracias de nuevo por vuestras visitas y los comentarios. Estoy algo liada con trabajitos y apenas he tenido tiempo para 'salir de blogs'. Lo recuperaré en los próximos días.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Dorotea: Estoy de acuerdo con los comentarios del resto, qué diferente se percibe el tiempo según la edad que tienes. Cuando éramos niños los veranos eran eternos y cualquier fiesta, Navidad, Carnaval, un larguísimo paréntesis que disfrutábamos a fondo. Ahora todo va muy deprisa, demasiado, es como la comida rápida, apenas da tiempo a degustarla.
ResponderEliminarEn mi blog tienes un premio.
Besos.
Cuando puedas, te pasas por mi blog. Gracias.
ResponderEliminarAl leer tu relato comprendí que avanzo en el tiempo buscando momentos del futuro que revivan el pasado, aunque a veces encuentro sorpresas singulares.
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