Que parezca un accidente
En un descuido, me caí. Sí, me caí con la torpeza de los años y por mis kilos de más cuando estaba llegando al coche donde me esperaban mi marido y nuestro hijo adulto, quienes de espaldas a mí estaban discutiendo acaloradamente. Todavía no había amanecido y al igual que todos los días ibamos juntos al trabajo. Estuve a punto de llamar pidiendo que me ayudaran con la bolsa que llevaba, cuando mi marido levantó la voz -odio cuando grita- y del susto di un paso hacia atrás, tropecé con el bordillo y acabé en el suelo.
-¡¡Tu madre llegará tarde hasta a su propia ejecución!!
-No digas eso, Papá.
-No seas milindre, Martín. Piensa en tus proyectos.
No moví un dedo y mantuve la boca bien cerrada a pesar de haberme dado un fuerte golpe en la espalda y otro algo más flojo en la cabeza. Escuché con toda atención e indignación creciente como Pablo, mi marido, repasó su plan para eliminarme y así quedarse con toda la herencia de mi padre que había fallecido recientemente.
La plancha nueva que me había regalado por Reyes ya estaba amañada, las camisas, todavía en la lavadora... A mediodía solía yo planchar la ropa de ellos dos y como dijo la voz hosca de Pablo:
-En cuanto se ponga a planchar, ¡zas! Infalible, lo he sacado de Internet.
No entendí la respuesta de Martín porque estaba reptando para alejarme del coche y de mis asesinos. Agarrándome a un contenedor de basura, me puse de pie y siempre agachada me escondí entre los columpios del parque infantil. Puse mi móvil en silencio justo antes de que sonara y por supuesto no cogí la llamada de Pablo.
-Tiene que estar al llegar, -gritó él- mira tú por ahí.
Nada más verme Martín supo que yo sabía algo. Agachó la cabeza y volvió sobre sus pasos.
-Por aquí no está, Padre.
Por una amiga conocía la dirección de una casa de acogida. Ahí fui directamente y desde entonces todavía no he salido a la calle.
Que triste. Ni siquiera la última reacción del hijo, tiene justificación.
ResponderEliminarAmbos son iguales de... diré "animales", por no utilizar la palabra altisonante, pero descriptiva, que me viene a la cabeza.
Besos.
Profundamente triste.
ResponderEliminar¡Qué duro! Pero ese gesto, en apariencia indiferente y duro, del hijo hacia su madre, tal vez fuera la mejor forma de salvarla. Voy a tomarlo así aunque no sea un buen gesto y sea tan culpable como el padre...
ResponderEliminarY el resultado final, ese no poder salir a la calle... ¡Cuánto trauma dentro!, ¡cuánto miedo! Pero la última frase me da mucho qué pensar.
Un duro relato para una mujer que aguanta pero que, en el último momento, el azar del destino le brinda una gran verdad y la fuerza suficiente para hacerle frente.
Un beso muy grande.
Buen relato para este jueves.
ResponderEliminarHay opiniones divididas sobre el hijo. Yo creo que le mintió al padre, por no estar de acuerdo con el plan de asesinato.
Un abrazo.
¡¡¡Ajjjjj, asesinos dentro de la propia familia!!!
ResponderEliminarPobre mujer , tu personaje. Una nueva identidad es poco.
Debería poner tierra y mar de por medio (y jamás volver a planchar las camisas a nadie).
Besos, Dorotea
Ahh qué terrible! Marido e hijo conspirando para sacarla de en medio!! Por lo que lamentablemente vemos y escuchamos en las noticias, no son imposibles estas situaciones. Qué terrible¡. Un abrazo y muchas gracias por participar
ResponderEliminarQue un marido tenga esos planes es triste, que además sea padre de tu hijo es miserable pero que el hijo esté de acuerdo es lo mas triste que he leído nunca, lo disculpa ni siquiera la mentira al padre. Me quedo con mal sabor de boca, para ti el abrazo
ResponderEliminarSaber que planean tu muerte ha de ser espantoso. Pobre mujer, pues qué poca suerte había tenido.
ResponderEliminarUn buen texto, muy inspirado. Un abrazo
Un buen relato y tan bien cruel.Es horrible escuchar de tu propia familia que quieren quitarte del medio, y siempre por dinero ...Un abrazo y enhorabuena por tu texto.
ResponderEliminarValiente hijo de p**a!! Perdona el exabrupto, pero es lo primero que me ha salido al terminar el relato. Lo que es peor, es que la realidad supera la ficción.
ResponderEliminarBss.
Qué terrible, muy triste. Muy bien enfocado.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Besos.
Ostras, no me esperaba ese desarrollo de acontecimientos... ¡Qué pena que pueda haber gente así!
ResponderEliminarUn besazo juevero, Dorotea
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