DEL PAÍS DEL CONEJILLO DE PASCUA
Soy del país del conejillo de pascua... La Semana Santa de mi infancia católica romana -pero menos- giraba alrededor de huevos vaciados y pintados en casa que se colocaban en un ramo con flores de primavera. El Domingo de Resurección buscábamos nidos con huevos de chocolate camuflados detrás de cortinas y debajo de camas (versión urbana) o entre arbustos y detrás del cobertizo (versión rural).
Cuarenta y seis años en Andalucía no han sido suficientes para convertirme en admiradora de procesiones y pasos (sigo siendo católica no practicante). Tanto lujo, tantos mantos bordados con piedras preciosas, tantas coronas sobre caras de marfil y madera demacradas y devastadas por el dolor y la tristeza. El mismo dolor y la tristeza que siguen cobijados en humildes pisos y chabolas rodeados de pobreza y desesperación mientras que los tronos se pasean a la luz de las velas reluciendo oro y plata que se refleja en la mirada de gente con escasas esperanzas...
No hay cura que se oponga a tanta ostentación? No hay obispo que autorice la venta de objetos de la curia a favor de los hambrientos del mundo? No hay Papa que renueve los conceptos eclesiásticos y los enfoque hacia aquellos que nacen sin nada y así se van a morir?
El tema sigue en el blog de Lucía
Ostentación en las procesiones, en los equipos de futbol, en los desfiles de carnaval, en esos cruceros del puerto. La vida sigue y cada uno a su aire. Un abrazo
ResponderEliminarPues si....y eso de los huevos lo habia escuchado antes, debe ser lo mejor de la semana santa, besos.
ResponderEliminarCreo que has dicho algo muy importante y muy de verdad ..los santos no necesitan ni plata ni oro ..pero las personas si.
ResponderEliminarMe gusto tu relato .
Un abrazo .
Me encantan los huevos de Pascua de los que hablas, y eso de encontrarlos en esos lugares el día de resurrección. Me da pena no haber podido vivir eso :)
ResponderEliminarEn cuanto al tema de las cofradias, es así, por desgracias, aunque el caso es que la gente que se desvive y entrega tanto, económicamente y a su vez con todo lo que se prepara, suele ser gente muy humilde, al menos en algunas. Es una manera de entender la fe y de sentirla que yo no la comparto; pero sé que lo llevan en el alma.
Me ha gustado mucho tu relato.
Besos.
Desafortunadamente es cierto lo que mencionas, se ostenta mucho mientras hay personas humildes.
ResponderEliminarUn beso
Con la iglesia nos topamos! Imposible cambiar tantos siglos de prepotencia, de egoísmo e insolidaridad. Sobre todo si no se lo proponen desde dentro. Todavía tienen muchos adeptos poderosos. Difícil tarea.
ResponderEliminarGracias por participar
Besos.
Aquí en mi ciudad no hay tradición de esos huevos de chocolate, se vive más la pasión que la pascua, y la verdad no se muy bien porque. De otro tema que tratas, ya he dicho en otro comentario que este jueves el tema, da para mucho que hablar, pero optamos por la parte bella.
ResponderEliminarBesos.
Te doy toda la razón, demasiada ostentación.
ResponderEliminarUn abrazo
El argumento es que aunque se vendiera todo el oro, el hambre no cesaría... y creo que es cierto, pero también lo es la incoherencia que representan los excesos y los lujos al lado de los que menos tienen.
ResponderEliminarUn abrazo
Buenas preguntas al final del relato... Lo cual me hace pensar, ¿quién tiene más: el que tiene más plata o el que es capaz de amar más en el mundo?
ResponderEliminarQuizás la Semana Santa es una de esas fechas en las que el objetivo es unirnos.
¡Besos jueveros!
Muy cierto tu relatom te encuentro toda la razón
ResponderEliminarEs bien sabido que Cristo no amaba las riquezas ni las ostentaciones. Antes bien al contrario era humilde entre los humildes. En algún recodo del camino se olvidaran las esencias de su doctrina y durante siglos y me temo que durante muchos más, la Iglesia permanecerá alejada de lo que debería ser su principal cometido. Ya no soy creyente, pero sigo pensando en el humanismo cristiano como forma de vida.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Llevas razón en todo lo que dices, aunque la tradición manda y a la iglesia le interesa, aunque no para hacer obras de caridad.
ResponderEliminarUn beso