MI CIUDAD UTÓPICA
Mi ciudad utópica no es
un proyecto futurista sino que existe y se puede decir que ha existido siempre. Por lo tanto es su perfección la que merece el
apelativo de ‘utópica’. Y siendo de todos y de cada uno, su planteamiento base es
tan versátil que resulta adaptable a cualquier circunstancia y lugar.
Aunque sus calles en un principio puedan parecer un laberinto enmarañado, imposible de descifrar, no es así. Cada bifurcación y cada confluencia obedecen al plan maestro y cumplen su cometido dentro del mismo. De naturaleza totalmente interactiva, la ciudad dispone de vías principales y secundarias de comunicación, de caminos de bypass, conexiones inalámbricas y otros medios intuitivos algo más caprichosos todavía por explorar.
He de admitir que a pesar de una minuciosa labor de previsión, mantenimiento y -¿por qué no decirlo?– eliminación de residuos, existe un riesgo latente de contaminación. Suele haber barrios mal atendidos y conflictivos en los cuales llegan a producirse deterioros y hasta derrumbes.
A modo de torre de control se aloja en la azotea más alta un asombroso equipo de sensores audiovisuales. Desde fuera parece ser el sitio de elaboración de planes futuros y adaptación de proyectos, pero recientemente se ha descubierto que también la central de mando recibe sus órdenes del ayuntamiento. Este, situado en una zona más céntrica, es un órgano imprescindible en cuyas cámaras y antecámaras confluye todo el tráfico vital; además se considera templo del amor y morada mítica del ente invisible al que llamamos alma.
La inigualable excelencia de la ciudad utópica asimismo se refleja en su movilidad. Ágil y viajera desde el momento de su concepción, pasa por distintas fases y termina siendo estática cuando su morador la abandona para estrenar otro modelo que –de acuerdo con sus méritos– será un prototipo novedoso o una variante de lo conocido.
Otras utopías en casa de Gus.
Aunque sus calles en un principio puedan parecer un laberinto enmarañado, imposible de descifrar, no es así. Cada bifurcación y cada confluencia obedecen al plan maestro y cumplen su cometido dentro del mismo. De naturaleza totalmente interactiva, la ciudad dispone de vías principales y secundarias de comunicación, de caminos de bypass, conexiones inalámbricas y otros medios intuitivos algo más caprichosos todavía por explorar.
He de admitir que a pesar de una minuciosa labor de previsión, mantenimiento y -¿por qué no decirlo?– eliminación de residuos, existe un riesgo latente de contaminación. Suele haber barrios mal atendidos y conflictivos en los cuales llegan a producirse deterioros y hasta derrumbes.
A modo de torre de control se aloja en la azotea más alta un asombroso equipo de sensores audiovisuales. Desde fuera parece ser el sitio de elaboración de planes futuros y adaptación de proyectos, pero recientemente se ha descubierto que también la central de mando recibe sus órdenes del ayuntamiento. Este, situado en una zona más céntrica, es un órgano imprescindible en cuyas cámaras y antecámaras confluye todo el tráfico vital; además se considera templo del amor y morada mítica del ente invisible al que llamamos alma.
La inigualable excelencia de la ciudad utópica asimismo se refleja en su movilidad. Ágil y viajera desde el momento de su concepción, pasa por distintas fases y termina siendo estática cuando su morador la abandona para estrenar otro modelo que –de acuerdo con sus méritos– será un prototipo novedoso o una variante de lo conocido.
Otras utopías en casa de Gus.
Eso de la movilidad aplicable a la ciudad, me ha subyugado, así me gustan las cosas, móviles y aleatorias pero organizadas. Bss.
ResponderEliminarIntrigante tu relato. Me ha despertado curiosidad.
ResponderEliminar¡con lo que a mí me gusta eso de ir de acá para allá! Me mudo, ya.
ResponderEliminarQuizá te rías, pero yo he interpretado el alma morando en un cuerpo, su ciudad, y el cambio de residencia cuando esta se para...
ResponderEliminarUn beso
El cuerpo humano convertido en utopía casi robótica, entrañable carcasa que compone un cúmulo de artefactos con fecha de caducidad, viajo en submarino minúsculo y entro por el oído al caracol, me interno en el universo más galáctico, húmedo y colorido hasta donde suena un tambor, me llegan órdenes por el piloto desde el centro en lo alto, el ayuntamiento puñetero manda parar, me quedo parada ante el semáforo apagado y no oigo aquel percutor que bombeaba sonoro. Espero poder evacuar y de allí espero al nuevo prototipo.
ResponderEliminarDoro, así lo he visto, viaje al centro anatómico hasta que llegó el forense, fascinante tu relato que dispara neuronas. Besito asombrado y contento.
" además se considera templo de amor y morada mítica del ente invisible al que llamamos alma. "
ResponderEliminaresta frase ojalá fuera verdad en el mundo actual.
por otra parte, este cuerpo que nos has dibujado...imagina que le hubiertas puesto antenas de telefonía o similares...imagina un cuerpo recubierto por afuera de esas antenas...estaríamos ante un cuerpo pinchado de agujas, estariamos haciéndonos continuamente la acupuntura...
me ha gustado esta imaginación tuya desbordante.
medio beso.
El hombre. con toda su inmensidad, a veces desconocida. La vida dentro de un cuerpo que se nos ha dado con fecha de caducidad, para volver a esa otra ciudad de la cual, nadie da noticia.
ResponderEliminarEstupendo relato.
Un abrazo.
Tengo que confesar que al principio no entendí nada de tu relato, pero vistos los comentarios y vuelto a leer me ha parecido genial. Qué imaginación! Un beso
ResponderEliminarEl otro día, cogí un cuchillo por no levantarme a coger otro que lo conozco mejor. Me corté, no mucho, sangre no mucha, pero era mía.
ResponderEliminarMe ha venido al leer tu relato porque decía mientras no encontraba el agua oxigenada, la vida entera es utopía pura. Ahoraa si, ahora ...
Un beso
me ha gustado leerte.
ResponderEliminarDemasiado tecnológica para mí!
ResponderEliminar=)
La vida es movimiento y nuestro hogar también, si nos paremos todo se ralentiza. Me alegro de leerte. Besote
ResponderEliminarTantas ciudades como corazones. Utopías que nacen, crecen y...
ResponderEliminarExcelente relato de preciso y rico contenido. Aunque previsible, te arrastra hasta el final con un interés desmedido.
Besos