La última botella de detergente rompió su funda de
piel de ama de casa; algo óseo se estiró dentro de ella y su cabeza dejó de bascular
del almuerzo a la cena y viceversa. Soltó el carro de compras y ascendió en una
exhalación de lejía que acabó chorreando sobre el rótulo de la caja rápida.
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