DEJA VU
El hombre detuvo su coche en un descampado entre unos pinos, debajo de un anuncio de las fiestas de Tordesillas. Sacó una manta del maletero y se tumbó a la sombra, deslizándose de inmediato por el tobogán de un profundo sueño, porque se resistía a volver a la gran ciudad y quería prolongar el silencio de su Tierra de Campos. Su novia, nacida en un país tan nórdico como su melena rubia y ojos claros, ambuló entre la maleza y los árboles. El calor implacable, la ausencia de viento y la quietud del campo la aturdieron, y acabó observando el cielo de un azul intenso, un cielo lejano e inalterable, que -tras pequeñas nubes blancas- se abría hacia otros tiempos:
El hombre detuvo su coche en un descampado entre unos pinos, debajo de un anuncio de las fiestas de Tordesillas. Sacó una manta del maletero y se tumbó a la sombra, deslizándose de inmediato por el tobogán de un profundo sueño, porque se resistía a volver a la gran ciudad y quería prolongar el silencio de su Tierra de Campos. Su novia, nacida en un país tan nórdico como su melena rubia y ojos claros, ambuló entre la maleza y los árboles. El calor implacable, la ausencia de viento y la quietud del campo la aturdieron, y acabó observando el cielo de un azul intenso, un cielo lejano e inalterable, que -tras pequeñas nubes blancas- se abría hacia otros tiempos:
El sonido inmemorial de cascos raspando las piedras del camino; una capa de polvo levantada por el rebaño de ovejas que a su paso arranca tallos grisáceos, plantitas mustias que el sol ha olvidado entre las rocas. Las cigarras, calladas por un instante, vuelven a cantar acompasadas, su tono subiendo y bajando en coro, in crescendo y decrescendo. Suenan pasos; un pastor con vestimenta a la antigua se acerca trayendo consigo su mula cargadísima de utensilios para pasar la noche en cualquier parte. Saluda con un gesto a la joven que intenta entablar conversación con él.
No es fácil: ella no se expresa bien, el campesino es taciturno, responde con palabras en desuso, mira a la chica de reojo y con desconfianza. Finalmente pregunta de dónde son ella y el hombre dormido detrás del coche.
En ese instante, se levanta una fuerte ráfaga de viento y las ovejas se arremolinan. Impulsada por la brisa, la polvareda sube y se mezcla con el añil del cielo. -Con dios, -se despide el pastor y guía su montura hacia el horizonte. Los animales ya se han adelantado cuando detrás de un arbusto aparece un perro que sigue cojeando a su amo y al rebaño.
La chica los observó mientras pudo verlos, luego buscó en el cielo la ventana del tiempo pero esta ya se había cerrado, tapada por nubes de tormenta. Cuando despertó al hombre, no supo contarle lo que había presenciado.
Fotos: TAG y Ramón
Me ha resultado curiosa la ambientación, yo también me pregunto ¿Qué sucedió?
ResponderEliminarUn abrazo veraniego
Muy bueno, sí señora. El tiempo se pliega en libro de la meseta.
ResponderEliminarbesos
Delicioso relato de una Castilla con misterio, en un segundo caprichoso el viento nos enseña y esconde ese personaje ancestral, limpio, aunque tosco, que todavía hoy guía los rebaños,
ResponderEliminarDelicioso retrato de una Castlla, a la que aprendimos a conocer y amar con Delibes.
Besos
La puerta se cerro por donde se contuvo el tiempo, q quedo detrás de la puerta?
ResponderEliminarMisk
Misterioso tu relato...nos deja con ganas de más! jejeje
ResponderEliminarSaludos Dorotea! que tengas un buen fin de semana.
Observo en los distintos relatos que leo que el viento nos sugiere misterio, creo que eso buscaba nuestra conductora.
ResponderEliminarMagnifico. Felicidades.
Un beso entre nubes
Bonita descripción del ambiente que rodea el campo, y lo de la siesta bajo un árbol es lo mejor.
ResponderEliminarUn abrazo
Vela Zanetti es un pintor burgalés, pariente de mi abuela, pinta (pintaba que ya murió) unos cuadros de Castilla y tu relato me ha recordado a uno de sus cuadros.
ResponderEliminarBesotes.
Paola.
Yo creo que la chica también se quedó dormida y soñó la escena.
ResponderEliminarDice Pajarotti, que es un experto en esto del viento, que estoy equivocada. El conoce la región y también conoce al pastor, dice que estos vientos aparecen y desaparecen asi ... de la nada. Pero viste que este pajarraco es medio fabulador, que se yo.
besos
Sorprendente hora de siesta que acerca el presente al presente tanto y tan distintos que el primero parece llegado de más allá del tiempo.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Delicioso tu texto,se deslizo por ese entramado de detalles perladamente sugerentes,
ResponderEliminarplantitas mustias que el sol ha olvidado entre las rocas,el pastor,la cigarra,la mula,y esa chica resfregando aun sus ojos sin dar credito a ese magico momento, viendo como esa ventana en el cielo se cerraba.
equilibradamente fragil,cariñitos
D0R0TEA, RECLAM0 MI PARTE DE TERRUÑ0...NUNCA HE ID0 C0N UN PAST0R AL CAMP0...MAS EST0Y HART0 DE VERL0S IRSE Y REGRESAR,,BUEN0, YA MEN0S, MUCH0 MEN0S...ACA EN MI PUEBL0 DE L0S 9 PAST0RES YA S0L0 SALEN AL CANP0 UN0S TRES, Y ES0 P0R MIHAMBRES, QUE S0N UN0S MIHAMBRES¡¡¡, EL REST0 YA ESTA ESTABULAD0...PER0 N0 SE ME 0LVIDA, RECLAM0 MI PARTE D ETERRUÑ0 DE TIERRA DE CAMP0S¡¡¡
ResponderEliminarC0M0 LECHES L0 HAS DESCRIT0 TAN BIEN???'
MEDI0 BES0.
P.D.
LA UNICA VEZ QUE VI A UN PAST0R HABLAR CERRADAMENTE FUE HACE UN0S 30 AÑ0S CUAND0 ME FUI A ESTUDIAR A UN PUEBL0 QUE SE LLAMA MUGA DE SAYAG0. ALLÁ SUS P0BLAD0RES ESTABAN EN...PERTENECIAN A L0 QUE LLAMAM0S LA TIA RUCA, ES DECIR, EL ATRAS0 DE ZAM0RA...
El hombre por dormido se perdió el sueño de la chica, muy descriptivo tu relato.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias a todos y todas por ser tan tolerantes y apreciativos con este relato de un encuentro místico que tuvo lugar hace unos treinta años.
ResponderEliminarUn abrazo veraniego.
Relato mágico lleno de tintes costumbristas, menos mal que las ovejas no salienron volando junto con el partor por el viento levantado, miles de besosssssssss.
ResponderEliminarYo te leí temprano... pero aquí estoy, llegando a comentar bien tarde... es que la puerta se cerró y yo estaba del otro lado.... Puedo contarte qué pasó, pero prefiero que lo imagines y nos lo digas, seguro que lo tuyo será mucho mejor.
ResponderEliminarMuchos besos.
(el relato que comentaste, no era el relato para el sábado....jajaj pero puedes leerlo en "el balcón".)
Esta es una invitación para el Sábado literario de Mercedes, también intransferible como tú me dijiste en su día. jaja,
ResponderEliminarUn saludo,
Juanma