En la pared de enfrente cuelga un calendario de publicidad con fotos del Caribe: chicas casi desnudas bajo un derroche de sol. La morenaza voluptuosa que posa en la hoja del mes de febrero está tumbada en una hamaca junto al mar. Un bikini blanco contrasta con su piel tersa salpicada de granitos de arena y gotitas de sudor que lucen como perlas. Con una mano sujeta un vaso con cubitos de hielo y, como por descuido, ha introducido el dedo corazón en el líquido.
Fermín ya se estaba acercando a mí, pero la chica de febrero le ha hecho pararse como tantas otras veces. —¿Qué te parece? —me pregunta— ¿Cogerá una cogorza la nena si se chupa el dedo? Y Fermín se ríe con los ojos medio cerrados, repasa el cuerpo de la muchacha con su dedo índice, y ahora sí, viene hacia mí, me abre y extrae una ampolla de la cajita de insulina.
Deja mi puerta abierta, y mientras espero que saque algo para la cena para que se vaya templando, se da media vuelta y vuelve al sofá para ponerse la inyección. Tarda mucho en regresar a la cocina, tanto que una plancha de hielo del mi pared interior se desprende, se desliza hacia fuera, cae al suelo y se va deshaciendo.
El charco apenas visible se convierte en una pista de patinaje para las zapatillas desgastadas de Fermín. Del impacto de su cuerpo contra el mío, tiembla la pared. Se desprende el calendario y, mientras la chica de Febrero le hace compañía, Fermín se ausenta definitivamente.
¿Que le paso? una hipoglucemia, estas heladeras que conocen nuestros más bajos instintos, son un peligro.
ResponderEliminarBuen relato, saludos.
Es un peligro tener calendarios calentitos cerca de la nevera, ya se ve.
ResponderEliminarSaluditosssss
Es una heladera asesina! Pobre Fermin, para mi que esta heladera estaba celosa de la chica-febrero ...
ResponderEliminarDorotea que buena idea la de poner una heladerita para cada historia, te pasaste! Sos una conductora de lujo.
un beso amiga
no recuerdo el nombre de la serie de películas, donde iban muriendo de a uno los pasajeros de un avión, y la muerte siempre estaba representada por un hilo de agua que corría hacia la víctima.Me las hiciste recordar con este relato con tanto suspenso pese a lo breve. ME DA MIEDOOOOOO!!! Me gustó tu relato, y meterme adentro de estas heladeritas, aunque luego de leerte, temo morir electrocutada...jajaj saludos cariñosos.
ResponderEliminarMe parece que nos hemos puesto de acuerdo ¿Comprarían la nevera en el mismo comercio? O igual era la misma nevera.
ResponderEliminarBesotes.
Paola.
Esta muy bueno tu relato, aunque me da cosita con Fermin, pobrecico!.
ResponderEliminarUn besito y te ha quedado bordado lo de las neveras y como las haz puesto!
Pobre Fermín, esa chica de febrero podía derretir el hielo de la nevera, y ésta, celosa y teminedo por su própia vida, deslizó la trampa mortal en la que cayó Fermín, cual abejorro tonto en zapatillas. ¿La postrer miradita desde el suelo, para la chica de febrero? Dorotea, hay mucho peligro en las neveras, ja,ja,!salve!natalí
ResponderEliminarP.D: Se irá viendo en todos los relatos que conduces con buen pulso y !frialdad exquisita!
Según que calendarios son peligrosos y si encima se deja la puerta abierta de la nevera, pasan estos accidendes.
ResponderEliminarMuy divertido
Un beso
A veces los despistes salen caros. Y esa puerta abierta de la nevera de Fermín ha sido catastrófico.
ResponderEliminarJo, Dorotea. ¡Pobre hombre, ¿no?!
Un abrazo.
Maat
P.D. Gracias por el curro que te has dado para prepararlo todo. Ha sido una genial idea.
...Y mira que le advertiste a Fermín, esa foto estará mejor en la cabina del camión, pero él, que si quieres arroz...
ResponderEliminarAlgún estímulo necesitaba el hombre para enfrentarse a diario al hecho irreversible de la inyección, por lo leido, se lo llevó con él para siempre.
Corto y sabroso.
Excelente conducción, original
y sorpresiva deisgnación de cocktails
Besos
Dorotea, me olvidé de decirte que me encantó la pequeña poesía de la izquierda, es buenísima! ajajajaj. Sos una master escribiendo este tipo de poemas, me hiciste matar de risa =P
ResponderEliminarCuidado en la curva que venimos todos medio alegres con tanto trago!
besos
¡¡Vaya, hombre!! ¡Pobre Fermín! Y la nevera se queda áhí, con la puerta abierta...
ResponderEliminarMuy chulo este relato, Dorotea. Me ha gustado mucho.
Un besote
Es que no se debe dejar la puerta de la nevera abierta..., si ya lo dicen todas las madres. Pobre Fermín, no se dio cuenta que un febrero caluroso puede ser muy traicionero.
ResponderEliminarMuy bien, como siempre, Dorotea; un Sábado refrescante, con lo que se agradece en estas fechas, y el guiño genial de tus letras.
Bikiños
Pobre Fermín,
ResponderEliminarNunca se debe fiar uno, de una nevera celosa. Las reacciones son tremendas.
Un excelente relato.
Saludos.
Dorotea aquí te vuelvo a dejar mi enlace.
ResponderEliminarhttp://www.carmenandujarzorrilla.blogspot.com/
Me ha gustado mucho. No todas las historias....
ResponderEliminarEXISTE GENTE QUE DICE...AY, ME S0RPRENDISTE GUTAV0...C0N AM0R L0 DIG0, D0R0TEA...PER0, HE LEID0 D0S ENTRADAS...DI0S MI0, D0R0TEA, SE HAN DESATAD0 LAS MUJERES ASESINAS...DE MENTE ASESINA??'
ResponderEliminarN0 QUIER0 HELADERAS NI FRIG0S NI PERS0NAS QUE ANDEN CERCA¡CA DE ELLAS PARA ESCRIBIR UNA HIST0RIA¡¡¡ JAJA...T0C0 MADERA Y PR0MET0 N0 ABRIR MI NEVERA HASTA EL INVIERN0.
GRACIAS,, MAGNIFICA C0NDUCT0RA...GRACIAS.
Hola Dorotea,muchas gracias por tu invitación a participar en los sábados de Mercedes, la verdad es que esta semana me ha sido imposible pero pasaré por todos los vuestros para leeros.
ResponderEliminarEl tuyo ha sido el primero y me ha parecido magnífico
Un beso de Mar
Gracias por haber abierto la puerta de mi nevera, bueno, ya estaba abierta y descongelada, y creo que Fermín salió flotando de la casa, arrastrado por el deshielo de su fiel (?) amiga. Ha sido un placer leeros a todos, ni he sentido el calor ni el paso de las horas.
ResponderEliminarUn beso congelado pero no frío.
Pobre, Fermín. Se podría decir que murió con febrero y la nevera de testigo.
ResponderEliminarMuy bueno tu relato. Esa morenaza del calendario se lo llevó con ella; quién sabe a dónde.
Gracias por todo el trabajo que te has tomado este sábado. Una pasada, sin duda. Espero que lo hayas disfrutado igual que nosotros.
besos de junio sin calendario; por si las moscas.
¡Dios! que mala pata tuvo Fermin...
ResponderEliminarMe encantó este relato
¡Qué ocurrencia! ¡Qué arte tienes!
Un saludo
Me ha encantado! Es como introducirte en la piel de fermin mientras la mira, a la mujer de la la hamaca en bikini, y luego descubres que esa otra mujer que habla, en realidad se supone inanimada o helada, y en realidad muy viva. La lectura te arrastra a continuar.
ResponderEliminarDe los dos que no he participado, leí a Natalia, en las horas, que me dejó boquiabierta.
Un abrazo!