Lazos de acá, raíces de allá, en medio el intento de fijar con palabras, pinturas y arcilla, impresiones y momentos para recordar y compartir.
jueves, 8 de noviembre de 2018
MIRANDO AL CIELO
MIRANDO AL CIELO
Bajo la bóveda del cielo nocturno soy una mota de polvo, un nanomicrobio, menos que un soplo. En inconmensurables distancias giran plácidamente las estrellas o se convierten en supernovas cuyas ráfagas iluminan con gran retraso ese terciopelo azul marino.
Una estrella me guiña con un rayo titilante. ¿Me estará saludando con un mensaje morse codificado en colores prismáticos? Sin saber qué contestar ni a quién desvío la mirada y dejo que se hunda en un agujero negro, un tobogán cósmico de reflejos rutilantes que succionando me pretende llevar al otro lado del universo.
¡Dios, qué mareo! Eso, ¿Dios? ¿dónde? ¿arriba o abajo?
Con los ojos vueltos hacia la nada aterrizo en el suelo del bosque donde me envuelve otra negrura. Cuando despierto, me rodean lanzas verdes de hierba, hojas puntiagudas de pinos y atrufados grumos de tierra. Una hormiga escala mi mejilla.
Allá arriba sigue la expansión o el encogimiento de la inmensa oscuridad celeste pero me doy cuenta de que no soy el último eslabón de la cadena. Para los moradores microscópicos del subsuelo soy un gigante y esta satisfacción no me la quita ni el chichón que me está empezando a doler.
Al final el relato ha dado un giro convirtiéndose en un relato de ciencia ficción con tintes de realidad e incluso planteando interrogantes interesaría resolver a muchos de los lectores del relato.
ResponderEliminarBesos
Hay magia en el corazón, cuando los ojos observan
ResponderEliminarUn abrazo
Del cielo cae la magia, solo tenemos que saber mirar. Un relato estupendo con final fantástico. Abrazos
ResponderEliminarHas expresado lo que sentimos bajo el techo inmenso del cielo. Lo pequeños que somos, y cómo eso nos redimensiona en nuestros egos abultados. Cierto, sensación de ser un nada en un mundo, y un gigante de Gulliver para otros mundos, como el d elso insectos, por ejemplo
ResponderEliminarMuy bueno. Un abrazo
Aparentemente, no somos nada, en cambio, somos un infinito.
ResponderEliminarEra como ser una estrella, y, al final, esa satisfacción que de uno no se conforma porque no quiere.
Me ha encantado, con su prosa, con el sentido del humor y su ironía. Enhorabuena.
Millones de gracias por participar en mi convocatoria y un placer haberte leído.
Un beso.
La cadena de la vida y los muchos seres que la formamos…
ResponderEliminarMágico y bonito relato… Un placer leerte, Dorotea.
Un abrazo, y feliz finde 😘
Jajaja qué bueno... muy bueno ese vuelo por el cielo.
ResponderEliminarBss ;)
Bueno ese chichón que no haya sido mucho ..pero creo que valió la pena ese viaje sideral por el firmamento , explorar esa gama de tonalidades que debe haber allá arriba .
ResponderEliminarUn besote.
Una estrella te guiña y te envuelve entre colores su mensaje.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Un besazo.
Una prosa poética muy bonita, matizada con pinceladas mágicas y de humor. Muy filosófica!
ResponderEliminarSaludo
La inmensidad comunicándose con la humana pequeñez! me encantó, jejje. un beso!
ResponderEliminarDivertido y muy original. Y además te recuerda la vastesad de lo grande y de lo pequeño.
EliminarMuy buenO
Saludos.