Lazos de acá, raíces de allá, en medio el intento de fijar con palabras, pinturas y arcilla, impresiones y momentos para recordar y compartir.
jueves, 28 de junio de 2018
QUEMA DE LIBROS
UN VIRUS LLAMADO FUEGO 3.0
Durante muchos años estaba segura de que no volvería a percibir el persistente olor de papel quemado, ni vería tapas de cuero encogidas y calcinadas convertirse en cenizas...
En mi infancia el país sufría bajo un régimen dictatorial que temía el poder de la palabra escrita y que para que la gente fuera manejable e ignorante, eliminaba los libros quemándolos. Excitados y sin comprender, los niños bailábamos alrededor de las hogueras, ya que todo aquello nos parecía un juego. Un día mi padre me vio y me sacó del grupo castigando y avergonzándome delante de los demás y nunca volví a participar.
Más tarde supe que muchas personas lucharon contra aquel régimen, arriesgando sus vidas, y al final se consiguió lo impensable: un gobierno democrático, elecciones libres y una Constitución. La vida iba a ser otra, más transparente y legal.
Transcurrieron los años y ante mi mirada perpleja la joven democracia pasó por baches de corrupción y se recuperaba solo para recaer y hundirse aun más por la miseria humana de las ansias del poder. Las serpientes del engaño y de la mentira levantaron sus feas cabezas y lograron que la oscuridad volviera a entumecer nuestros sentidos.
Tanta oscuridad hubo que volvieron los coches incendiados por tener una matrícula equivocada; las persecuciones a quien rezara o amara de otra manera; el rechazo y el odio de lo forastero. Y volvieron las hogueras... eso sí, con otros medios: todo estaba controlado a través de la red y había virus informáticos que afectaban solo a textos que utilizaran un vocabulario "políticamente incorrecto".
Yo trabajaba de periodista en una publicación de provincias y a través de mis artículos expresaba mis preocupaciones camuflando mis críticas en clave de humor. Hasta ayer mismo todo iba bien pero cuando me puse a escribir mi columna para hoy, aniversario de la Constitución, vi atónita como la imagen de la pantalla se oscurecía desde los bordes mientras que en centro apareció una llama que iba aumentando en luminosidad.
Me asusté y salí corriendo. Horas después, cuando volví a la redacción de la que había sido despedida, de mi ordenador solo quedaban plásticos achicharrados.
Otras historias sobre el asesinato de la cultura se encuentran an el blog de Inma
Cuando el periódico local hace un par de años se "atrevió" a publicar del puente de los ahorcados, que así le terminaron llamando porque los ajustes de cuentas se suceden ahí, para acallar dicho periódico mandaron balear el lugar, desde entonces solo bobadas se leen, lo que nos llega es gracias a los ordenadores, a paginas anónimas donde la comunidad comenta y menciona lo que está sucediendo en tal o cual lado.
ResponderEliminarEl problema con la democracia es que tiene su otro extremo y es más potente, al final termina ganando.
Tu relato es muy bueno y lo que me queda como hachazo a una actitud quizás infantil, sí, pero tajada de raíz un mal comportamiento que da origen a encaminar el camino hasta terminar en el periodismo que está ligado a todo.
Un abrazo, Dorotea
Estos episodios narrados con tanta verdad, me ponen el vello de punta.
ResponderEliminarRelación de hechos y punto de vista, de la forma desde la que se viven dependiendo de nuestra situación laboral, personal y política en esos tiempos. Los libros pueden ayudarnos. Un abrazo
ResponderEliminarCambian los modos y las tecnologías, pero mientras persistan la intolerancia y los fanatismos, el riesgo de ser censurado existirá si bajamos los brazos y no defendemos el derecho a pensar diferente. Un abrazo
ResponderEliminarMagnífico relato, Dorotea.
ResponderEliminarSe me erizan los pelos.
Tremendo.
Besos
PD- Además, Me gustó mucho el ritmo que le diste a la narración.
ResponderEliminarYa lo he ido diciendo por ahí... nos encontramos con el mismo collar en diferentes perros solo que cada día son más retorcidos...
ResponderEliminarNo sé por qué, o sí, pero este jueves se me ha removido el alma. Será por algo.
Un beso enorme.
Algunos males de la humanidad son persistentes.
ResponderEliminarUn abrazo.
La cuestión es que el pensamiento unico se dedique a eliminar frases y letras, esten estas en papel o en un ordenador. Muy bien escrito, besos.
ResponderEliminarEs una pena que aún hoy sigan con la censura y la quema de libros y evitar a toda costa la libertad de expresión que no es lo mismo de libertinaje y mentiras ..
ResponderEliminarUn buen texto .
Un abrazo.
Un relato impecable Dorotea y te hace tener miedo ante el poder, que dependiendo en que manos recaiga, se puede llegar a caer en la desaparición de la cultura.
ResponderEliminarUn abrazo
Parece que eso se sucede una y otra vez, como si el género humano tuviera una tendencia hacia lo peor...
ResponderEliminarMuy buen relato.
Muchos besos.
La censura es algo persistente, un mal que se adapta a diversas épocas, para atacar a la libertad en diversos medios.
ResponderEliminarMe resulta verosimil que existe realmente un virus llamado Fuego, en contra de libertad en Internet.
Un abrazo.
Muy bueno, Dorotea. Cuentas lo que hemos vivido o estamos viviendo. Como la intolerancia que alejamos lo más lejos posible ha vuelto como boomerang para volver a hacernos daño como si fuera una maldición eterna.
ResponderEliminarEspero que sepamos volver a lanzar ese boomerang y que lo hagamos de modo que no vuelva nunca.
Besos.