Unos meses más tarde volví al apartamento. Mi llave abrió la puerta que seguía rozando levemente contra el marco; las persianas estaban echadas y en la penumbra los muebles del salón, las mantas arrugadas y los cojines sin orden formaban una escena congelada en el tiempo. Sin embargo la casa, que previamente nunca había estado cerrada, había cambiado. La mesa con una capa de polvo, las sillas apiladas junto a la pared, todo había perdido su anterior sentido pero continuaba impregnado por el olor a él. En el ambiente dominaba el rastro de su ropa y del humo de sus cigarrillos. De prisa crucé la estancia y abrí la ventana. El aire de mar entró vacilante colándose por las ranuras de las láminas. Durante unos momentos noté cómo se hacía incluso más punzante ese olor tan íntimamente conocido a sus camisas llevadas durante varios días y, cómo no, a aquella colonia que le solía regalar en las fiestas. Agobiada subí la persiana y en cuestión de segundos la brisa de salitre barrió todo lo que quedaba. Corrí al armario y saqué uno tras otro los cajones encontrándolos vacíos hasta que descubrí en un rincón una colcha que todavía olía a mis años de confusión y pena. Al salir de la casa me la llevé y la tiré al contenedor más próximo.
Sigamos con olores y aromas...
Aunque se tarde en regresas el resultado siempre es el mismo, los olores esperan sin prisa. Abrazos
ResponderEliminarBuena manera de empezar de nuevo!
ResponderEliminarUn abrazo.
Los olores son tremendos con los recuerdos, los conservan intactos para ponerlos ante nuestros sentimientos.
ResponderEliminarLos aromas nos marcan a fuego... reflotan toda nuestra memoria, la activan de una sola bocanada. Y a veces, hasta golpean... y donde más duele.
ResponderEliminarUn beso Dorotea, y un gracias por esta extraordinaria convocatoria.
Buena forma de iniciar de nuevo
ResponderEliminarUn beso
No sé qué tienen los olores que nos marcan desde el mismo instante en que son percibidos.
ResponderEliminarA veces, empezar de cero es romper con todo. Otras veces, solo acomodarlo de otra forma y verlo desde otra perspectiva.
Besos.
Buena idea, ademas creo que el olor del mar es purificador y que despeja los sentidos. No dejar nada de el, ni tan solo su olor es muy buena decision. Abrazos.
ResponderEliminarBuena idea, ademas creo que el olor del mar es purificador y que despeja los sentidos. No dejar nada de el, ni tan solo su olor es muy buena decision. Abrazos.
ResponderEliminarBuena idea, ademas creo que el olor del mar es purificador y que despeja los sentidos. No dejar nada de el, ni tan solo su olor es muy buena decision. Abrazos.
ResponderEliminarAbrir ventanas y puertas, dejar que entrar la brisa y con ella otros muchos olores.
ResponderEliminarSe mastica el desencanto Dorotea, así como esas ganas de comenzar de nuevo.
Un abrazo.
Ahora, desterrado el olor caduco, pasado, otro aroma inunda la estancia y la libera de esa atmósfera asfixiante. El aroma que proporciona el aire fresco, nuevo, , a lo pasado, adios y a lo que venga ¡hola!.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
De vez en cuando hay que abrir las ventanas y deshacerse de recuerdos.
ResponderEliminarUn beso.
Muy bueno e intenso el texto. Lleno de imágenes y olores. Un disfrute.
ResponderEliminarBesos y gracias por la conducción.
Es lo mejor, los malos olores hay que ventilarlos...
ResponderEliminarUn beso
Un nuevo comienzo, con nuevos olores y desaciendose de los malos recuerdos.
ResponderEliminarUn saludo