LA FLECHA
Desde hacía muchos años, Cupido estaba arrodillado encima de su pedestal, acechando el ir y venir de quienes caminaban por el parque. Otro otoño dio paso a un nuevo invierno, y su mármol desnudo se cubrió de hojas secas, de escarcha y finalmente de nieve.
Fue en febrero cuando una mujer maciza, vestida sin gracia, se sentó en el banco de la pequeña rotonda para anotar en un cuaderno lo que su corazón no podía decir a nadie. Al rato levantó la cabeza y miró a Cupido, suspiró y arrancó la hoja que estaba cubierta a medias por una poesía amorosa. El aire -presente siempre y siempre entrometido- la recogió y la hizo bailar un vals hasta que girando, girando llegó a la flecha de Cupido en cuya punta quedó prendida. La mujer insinuó una sonrisa y, frotando sus manos entumecidas, se levantó y emprendió el regreso a su vida solitaria. A sus espaldas, el dios del amor tensó su arco con un leve temblor, pero antes de que pudiera disparar, la flecha ya se había soltado haciendo diana en su propio pie...
Hay magias capaces de convertir la piedra en carne y hueso: Cupido bajó del pedestal y siguió a la mujer que caminaba lentamente por la alameda. Cogidos de la mano han vuelto muchas veces al parque para pasear extrañándose siempre del pedestal vacío.
Para más amores acudan al Balcón de Casss
esa mujer fue sorprendida por el amor en el momento y forma menos esperada, como debe ser Dorotea.... lindo tu relato...
ResponderEliminarMágico.... y por lo tanto, encantador tu relato.
ResponderEliminarEn el amor, hay mucha magia y fantasía, y alimenta esa sensación tan de tocar el cielo o bajar del pedestal que tanto necesitamos.
Besos y gracias por tu participación Dorotea.
Yo no me fiaría mucho, aunque como relato es muy bueno.
ResponderEliminar¡Que bello relato, Dorotea! una bonita historia muy bien narrada. Un beso.
ResponderEliminarUna preciosa historia, con ese toque de magia que posiblemente, solo lo puede nacer de la punta de la flecha de Cupido!
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
Precioso relato, que viene a demostrar que cuando la flecha sale del arco nunca sabe donde va a hacer diana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué lindo y mágico. Ojalá siempre tuviera tan buena puntería.
ResponderEliminarEl sueño hecho realidad, ¿Hay algo más bonito?
ResponderEliminarUn abrazo
hermoso tu relato! de un flechazo al pie y al corazón! un placer volver a leerte! un beso!
ResponderEliminarEs precioso tu relato, tiene una magia que se siente al leerlo.
ResponderEliminarUn beso.
jejee nuestros relatos han confluido sin proponérselo!...Cupido presa de su propias flechas!
ResponderEliminar=)
Parece sencillo, pero es un texto con un fondo potente, lleno de imágenes y cierta ironía de la buena.
ResponderEliminarBesos
Parece que Cupido tuvo que probar de su propia medicina. No creo que llegara a arrepentirse de su falta de puntería.
ResponderEliminarUn abrazo.