FELICIDAD...
El príncipe despierta a la princesa mediante un beso o ella lo estrella a él contra la pared rompiendo el hechizo que lo había convertido en una rana repugnante. Acto seguido, se casan, "fueron felices y comieron perdices". Muy bien, pero ¿qué me dicen de la felicidad de las avecillas esas, las perdices? ¿Eligieron de buena gana acabar en los estómagos reales? ¿Hubiese sido mucho menor la felicidad de los novios si se hubieran conformado con una dieta vegetariana?
¿No? ¿Sí?
Tampoco tiene gran importancia porque se trata -en esos casos- de perdices, príncipes y princesas de ficción.
Para evitar que la felicidad nuestra se convierta en causa de desgracia o descontento de los demás, hay que procurar encontrarla dentro de nosotros. Vamos, que no seamos felices por estar con alguien sino por ser quienes somos: seres completos, naranjas enteras, dioses en crisálida, incluso sin saberlo.
Feliz semana (o lo que queda de ella)
Me dejaste pensando Dorotea. Muy interesante planteo.
ResponderEliminarTienes el don de encarar las cosas de manera muy particular... pensando en princesas, príncipes y perdices, cierto es, que por allí se terminan pronosticando finales felices (en la ficción), pero como bien dices, la felicidad es otra cosa, es un estado que vive en nosotros y que debemos dejar aflorar y disfrutar como seres individuales. Y la princesa sin príncipe, es igualmente feliz, porque le gusta su libertad. Besitos Dorotea! Genial tu entrada!
ResponderEliminarGaby*
Me parece muy interesante la lectura que has dado de la palabra propusta por Sindel, pero que muy interesante.
ResponderEliminarUna manera muy interesante de ver a las pobres perdices jaja
ResponderEliminarLo demás es completamente cierto, uno tiene que aprender a ser feliz con uno mismo, luego si se puede o llega compartir eso con los demás.
Un beso.
Es cierto, la felicidad como otros estados del alma, hay que buscarlos en un viaje al interior de nosotros mismos, con los ojos vueltos hacia dentro.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
La felicidad está en nuestro interior.
ResponderEliminarUn beso.