Al
árbol
de mi
infancia que
siempre tenía
hojas y frutos y
capullos al mismo
tiempo que crecía
alto y me abrazaba con
sus anchas ramas bajas
entregándome sus raÍces como
escondite cuya savia llevaba pegada
a mi pelo cuyas hojas caídas me traían el
olor del otoño que en invierno se presentaba
como dibujo de plumilla y en verano pedía el pincel
y la alegre caja de acuarelas
al que
desde
lejos yo
busco en
pinturas y
fotografías
para que las oscuras aves de mi memoria me acompañen.
Querida Dorotea,
ResponderEliminarNo puedo dejar de mirar a tu jueves. Tu árbol tan tangible y sustancial como las fantásticas letras que lo componen. Me encanta que tengas una y un bosque de memorias tan lindas de infancia y un árbol para compartirlas.
Un beso.
Muy nostálgico. Todos echamos de menos nuestra infancia, sobre todo los momentos conpartido en plena naturaleza. Sigue explotando tu lado artístico. Besos
ResponderEliminarQue bonita composición Dorotea, una visión llena de nostalgia, me gusto mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dorotea, es un poco pronto pero... Feliz Navidad.
ResponderEliminarBesos