viernes, 29 de mayo de 2009

UN VIAJE INOLVIDABLE



Mi primer viaje a la Tierra fue desde luego inolvidable: los preparativos, el traslado interestelar, la premura del horario para llegar en el momento exacto al hospital rural que habíamos elegido. Acababa de nacer mi anfitrión, un robusto humano del sexo masculino, y me dispuse a efectuar la fusión que es el momento crucial de nuestros viajes. Pero hubo un incidente: la parturienta expulsó inesperadamente una hembra bastante más pequeña que el primogénito, de tez transparente y que casi no asimilaba oxígeno. Ante el peligro que corría su vida incipiente, cumplí la norma suprema y me fusioné con ella. Encontré su espíritu dormido y a punto de no despertar jamás, impulsé sus mecanismos mentales y corporales, y el médico, asombrado e ilusionado por la recuperación de la criatura, nos acostó entre los brazos de la madre.


Según la cronometría humana, mi anfitriona tardó años en crecer aunque para mí fueran poco más que instantes. Asimilé sus aprendizajes, analicé sus errores, pero me mantuve en un segundo plano como es nuestra obligación para no alterar la evolución de los humanos. Ella desarrolló un físico más delicado que su hermano y un carácter cariñoso y dócil que no obstante a veces sorprendía a su entorno por su firmeza. Estudiaba con facilidad y le gustaba estar sola.


Nuestra separación fue anticipada. Iba a observarla hasta la maternidad y continuar la investigación con su primer descendiente. Sin embargo me tuve que desunir antes de tiempo, porque –apenas cumplidos los doce años terrestres- un día se miró al espejo y empezó a hablarme.

–Sé que estás aquí, dentro de mí, -dijo y nos miramos directamente a los ojos- ¿quién eres y de dónde vienes? Te debo tanto y me gustaría que te manifestases.

Provoqué que se desmayara y emití una urgente llamada para ser recogido. El viaje de vuelta fue penoso porque el momento no era el más propicio para regresar.


Desde entonces he vuelto en distintas ocasiones a ese planeta azul como ellos mismos lo llaman, ahora que conocen su aspecto desde el espacio. Siempre cumplo estrictamente nuestras reglas de guardianes a la sombra, pero aunque el concepto del recuerdo no exista en nuestro mundo, reconozco -y así lo he manifestado a mis superiores- que mis otros anfitriones no me han dejado huellas comparables a la de ella a quien acompañé en mi primer viaje.

18 comentarios:

  1. Caramba Dorotea,
    que viaje interestelar mas fantastico nos has contado.
    Eres un angel, y como tal nos has contado un precioso relato.

    Besossss

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  2. Qué interesante versión, la verdad que todos los que he leído salvo el mío, me han sorprendido por algo, jeje.
    Un abrazo colgado en un alcornoque

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  3. Mi querida Dorotea, que buen viaje, tan lleno de imaginación (imaginación? jajajaj). Yo creo que hay vida en otros planetas, asi que quizas esta historia no sea taaaan fantástica ...
    Está escrita fantásticamente como siempre, eso si.
    un gran abrazo

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  4. Confieso, que me ha costado un poco entenderlo, pero en una segunda lectura he disfrutado como un "enano"

    Curioso punto de vista, que te hace pensar en otros Mundos, que están en este.

    Redacción impecable.

    Un abrazo

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  5. leches, d0r0tea...leches y leches¡¡¡ ni angeles, ni espiritus, ni na de esas c0sas...entes, 0tr0s entes¡¡¡
    ademas que n0s dejan libres¡¡¡ per0 el sentimient0 tambien en ell0s¡¡¡
    la niña,quien fuera ella¡¡¡ saberse,al men0s intuirse desde el primer alit0 de vida...
    he enc0ntrad0 em0ci0nes en tu relat0 que tienen que ver c0n esa niña que d epr0nt0 se descubre. que tienen que ver c0n ese "angel" que de repente se descubre c0n sentimient0s¡¡¡
    sencillammente, me ha gustad0.
    garcias.

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  6. Un viaje lleno de fantasía el tuyo, me ha gustado imaginar ese angel que nos acompaña en la niñez
    Un beso de Mar

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  7. Eres la pera limonera Dorotea.

    Siempre que vengo a leerte, lo hago expectante para ver por donde me sorprendes.

    Me imagino que ese ser, es lo que nos venden como el ángel de la guarda.

    Me ha encantado. Felicidades.
    Feliz fin de semana

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  8. Un viaje precioso Dorotea. A mi me gustaría tener un amigo de esos extraterestre, que te ayudara cuando las cosas van mal y te alabara cuando van bien.
    Me ha gustado
    Un beso

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  9. te nombro mi guardiana interestelar de los viajes sabatinos.... como dice Alfredo, me ha costado un poco, encapsularme en la lectura de tan diferente y original, pero entrado en la frecuencia lo he disfruado mucho, a más de apreciar su gran valor literario. cariñosos saludos.

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  11. Todos los sabados me sorprenden tus relatos, eres unica relatando, me ha gustado tu viaje interespacial... la imaginacion al poder... sin ella que seria del escritor

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  12. Qué chulo, Dorotea. Vaya imaginación y buena pluma. Ya sabes que en la Tierra también hay amaneceres que dejan huella en los ojos de otros mundos.
    Un abrazo

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  13. Ahora comprendo, Dorotea, ahora comprendo. Esta forma de contar, que una y otra vez nos sorprende, talento para regalar; no podía ser normal, no. Ni española, ni alemana; extraterrestre. Así cualquiera.

    Felicidades

    Bikiños

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  14. Hola a todos:
    Como siempre creo que me echáis unos piropos que no me merezco, pero como mucho ha que me piropearon la última vez en plena calle, recojo los vuestros y tan feliz...
    Un abrazo y gracias por bajaros en esa parada perdida en la Costa del Sol profunda.

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  15. Xose: Me descubriste, me desenmascaraste, espero que sigas leyéndome. Gracias por tus comentarios siempre tan cariñosos. Espero que te encuentres bien y que la próxima semana no faltes a la cita. ¡Conduzco yo! Y os mandaré callar... (la explicación, en mi blog, el lunes o el martes).
    Un beso.

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  16. Hola Dorotea.

    Pues creo que fue una verdadera lástima que tuviera que desunirte. Hubieran llegado a ser grandes amigas.

    Me encanta como redactas Dorotea.

    Un abrazo.

    Maat

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  17. Qué idea tan interesante, pero me quedo con ganas de saber más. Habrá nuevas entregas?
    Un beso.

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  18. Este viaje ha sido maravilloso, ese angel que te acompaña siempre para cuidarte de las cosas malas.
    Maravilloso Dorotea!

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