sábado, 8 de enero de 2022

LA MONEDA DE MELCHOR

 




LA MONEDA DE MELCHOR


"Su majestad, repitamos la tabla del tres. Su padre está enojado porque no estamos avanzando en los estudios."

El príncipe Melchor, sabiéndose el favorito de su padre, se rió y saltó por la ventana más próxima al jardín dejando en el suelo un reguero de monedas de oro que eran sus juguetes preferidos. El profesor le siguió recogiendo las monedas porque por las tardes, después de las clases de matemáticas, tenía que devolverlas al Rey, su señor, quien solía contarlas una por una...


"Aquí falta una", dijo aquella tarde el rey, y su voz fue como el trueno del verano. Mandó encerrar en la mazmorra más oscura al tutor de su hijo y se sentó en la mesa para esperar a que el príncipe Melchor viniera a cenar.


"Aquí falta alguien", dijo Melchor al ver que no estaba su tutor. "Y pronto le faltará su cabeza", rugió el Rey padre, "ha perdido una de las 50 monedas de estrella que le doy cada mañana para tus clases de matemáticas. O me la devuelve o morirá. ¿Tú no sabrás nada sobre el asunto?" y su voz resonaba como el trueno del otoño.


Asustado, Melchor negó con la cabeza y cenaron en silencio. Aquella noche, el príncipe buscó la moneda en todos los recovecos del palacio, recorrió el camino por el que se escapó de la clase de matemáticas, se adentró en los extensos jardines y finalmente llegó al borde del desierto y se sentó en una de las dunas de arena.


Justo antes de quedarse dormido, con los ojos entrecerrados ya por el sueño, vio brillar en lo alto del firmamento una gran estrella. Se acordó de repente de haber lanzado la moneda a ver qué altura alcanzaría y cuando no la encontraba, había ido a practicar el tiro con arco hasta la hora de cenar.


Sumido en un profundo sueño se vio a si mismo de adulto atravesando el desierto, subiendo montañas escarpadas y bajando por llanuras pedregosas.  Mientras buscaba la moneda perdida, envejecía y se convertía en un anciano. Cada noche observaba el cielo y siempre le parecía ver brillar la estrella a lo lejos.


Con el pelo blanco y la vista cansada, llegó a un oasis donde dos reyes ricamente vestidos estaban descansando. Le invitaron a compartir su cena y le contaron que venían siguiendo una estrella que les llevaría al lugar de nacimiento del salvador del mundo.


Mientras Melchor a su vez contaba su historia, lágrimas amargas brotaron de sus ojos porque sentía que su mayor deseo era acompañar a los dos Magos de Oriente para dar la bienvenida al Rey de Reyes. No obstante su deber era encontrar la moneda y regresar para salvar a su tutor.


"¡Acompáñanos," le dijeron, "estamos muy cerca! Después te ayudaremos a buscar tu moneda."


En silencio los tres miraron al firmamento y sucedió que la estrella se hizo cada vez más grande y se fue acercando hasta quedarse parada encima del oasis. Una gran luz se desprendió de la estrella y una moneda cayó a los pies de Melchor quien la recogió con un grito de alegría.


Los animales del oasis se arremolinaron alrededor de una sencilla tienda donde acababa de nacer un niño que iba a cambiar y salvar el mundo. Los reyes y el príncipe Melchor lo adoraron y sintieron una paz como no la habían conocido nunca.


A la mañana siguiente Melchor comenzó el viaje de regreso y a medida que iba avanzando se sentía rejuvenecer, sus canas oscurecieron y poco a poco se convertía en el joven príncipe que había salido en búsqueda de la moneda. 


Abrió los ojos sentado en la misma duna cerca del palacio y cuando entró corriendo al dormitorio de su padre para entregarle la moneda, este estaba desayunando churros con chocolate en compañía del tutor porque a medianoche el gato del Rey se había cansado de jugar con la moneda de oro y se lo había puesto sobre la almohada.


Melchor contó su fantástico viaje, que fue un sueño ¿o no? Y cuando enseñó a su padre y al tutor la moneda caida del firmamento, vieron que mostraba un pesebre con un niño recién nacido. Fue para siempre el tesoro más apreciado de la familia del Rey, padre de Melchor.


10 comentarios:

  1. La verdad es que te ha salido un hermoso cuento.

    Un abrazo.

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  2. Un relato / cuento muy hermoso para leer. Realmente lo disfruté.
    .
    Saludos. Buen fin de semana.
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    Crementos poéticos y ensoñaciones
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  3. Te felicito por este precioso cuento que nos has contado tan bien escrito. Me he quedado embobada jajaaa.
    Gracias por tu entrada, perdona no me ha sido posible corresponder con un relato, pero he disfrutado leyendo a los participantes. Un besote y feliz Año Nuevo.

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  4. Vaya, te ha salido un pedazo de cuento, con lo que acaba siendo una historia de aventuras. Esta vez , melchor ,en vez de ñlevar oro se lo trajo. Y aprendió a ser mas cuidadoso con las personas wue dependen de él, que buena falta le hará en el futuro. Con moraleja y todo.
    Besosss dorotea

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  5. Muy bueno, ese Melchor sueña o vive, como castigo por perder una moneda, pero no era tal, se había convertido en estrella que guiaba.

    Muy original. Me encantó. Un abrazo

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  6. Un cuento muy original y lleno de fantasía que nos hace recorrer el camino del portal y de la infancia de Melchor, tal vez en ese sueño.
    Muy bonito.
    Un abrazo.

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  7. Dorotea, es cuento maravilloso. En serio. Me ha enganchado su lectura, igual que cuando leía de pequeña cuentos.
    Luego le has dado un toque de humor , con lo de chocolate con churros...Increíble..
    Un gusto leerte y feliz Año Nuevo.
    Un abrazo

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  9. Hola Dori. Te recuerdo que te toca conducir el próximo jueves. Esperamos el tema propuesto. Besos

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    1. Gracias, Mónica, yo sin enterarme hasta el último momento. Un beso

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