EL ESPÍRITU DEL OLIVAR
Vigilo y cuido de un olivar muy antiguo, que si no fuera por mí estaría abandonado. Mi corteza curtida por el viento de la costa ha tallado una expresiva cara que observa atentamente a los visitantes: palomas y loros, humanos sedentarios y deportistas, personajes callados y jóvenes chillones que se parten de risa cuando consiguen marcar un gol en una portería imaginaria.
En mi olivar brillan hojas de plata con forma de lanceta; en verano, la brisa del terral acaricia y azota sin parar las torcidas siluetas de mi pequeño regimento y levanta nubes de arena. La lluvia -cuando llega- marca profundos surcos y arrastra piedras y pedruscos que transforman en pocas horas el paisaje a mis pies.
Lo tengo todo, solo me faltan manos para abrazar mi bien más apreciado: los olivos de mi bosquecillo, el del espíritu del olivar.
Ese espíritu es el alma del olivar. No le hace faltan esas manos su amor es tan puro y fiel que lo abrazo todo con su querer. Me gusto el enfoque que le diste. Un fuerte abrazo y feliz semana.
ResponderEliminarY se siente ese espíritu cuando se pasea entre los olivos, y se sabe lo que son, su generosidad, su ofrenda. Abrazos
ResponderEliminarMe encantan los olivos, así es que agradezco el homenaje que le has hecho.
ResponderEliminarMi padre era agricultor con mi abuelo(hasta que se vino a Barcelona.agricultura de subsistencia.no tenían un olivar, tenía varios empeltes ( como les llaman allí) distribuidos por varios bancales. Eran como las joyas de sus campos (junto con la gran higuera). Recuerdo que me contaba con gran pesadumbre, que un año muy frío se helaron casi todos. Pero sobre todo la rabia,(él ya no estaba en el pueblo), de cuando desde Europa, premiaban (por razones economicopolitcas) a los que arrancaron sus olivares
ResponderEliminarBesosss Doro , por tu relato tan sencillo y hondo y por la convocatoria
Muy buen post, con ese olivar capitaneado por un sabio, dando reflejo de un mundo mediterráneo. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
El árbol del olivo , representa para mí, el símbolo de la supervivencia a todos los avatares de la vida...
ResponderEliminarEn la antigua Roma y grecia, la rama de olivo era el símbolo de la paz, y se usaba este símbolo como una oferta de paz a ejércitos enemigos y los que eran vencidos, y pedían paz, cargaban ramas de olivo en sus manos. .
Los olivos cuantos caminantes habrán disfrutado de su sombra¡
Me ha gustado mucho tu relato.
Un abrazo Dorotea.
Recuerdo como en pago de unas pieles, bien curtidas con toda mi paciencia, unos buenos hombres venidos de tierras lejanas, más allá de donde salía el sol por encima de nuestro mar, me dieron un árbol con cuyo fruto haría un zumo de vida. Y así fue por los siglos de los siglos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Intenso sentimiento en estas letras que nos hablan de un añoso olivar bien amado. En definitiva, todos los seres vivos reclamamos lo mismo. Hermoso texto
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