sábado, 17 de marzo de 2018

BARRO CREATIVO



BARRO CREATIVO

En mi infancia no había apenas prohibiciones, solo consejos y mucho cariño.

Quizás por esa libertad de crear y expresarme mi juego preferido giraba alrededor de los charcos y por suerte en Baviera llueve mucho... en esos días
cuando volvía del cole con la mochila a la espalda, me agachaba -¡y con qué facilidad!- junto a aquellos lagos minúsculos para trazar con cualquier palo ríos, afluyentes y pozos. Las puntas de los zapatos me servían para mover piedras y solidificar diques, y con mis manos abría pasos y modelaba puentes. 
A esas alturas, el barro solía cubrir algo más que la mitad inferior de mi persona... Cuando me enderezaba con intención de ir a merendar, me encandilaban las imágenes del cielo con sus nubes impecablemente reflejado en mis lagunas y estanques... Nunca llegué a tiempo a casa y siempre tuve que ir derecho a la bañera. No solía haber broncas, solo la queja de mi madre que había estado preocupada por mi tardanza.
Qué tiempos aquellos! Y aún os voy a contar un secreto: todavía me cuesta pasar de largo cuando veo un buen charco enfangado ! 😁

8 comentarios:

  1. ¡Que tiempos! y que bien lo pasabamos jugando, en mi caso cuando llovía mi madre sabia que me retrasaba, me paraba en todos los charcos. Me ha gustado jugar con el barro, abrazos

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  2. Son una verdadera tentación! Jeje pero confieso que yo soy de las prefieren estar limpitas! Un abrazo

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  3. La verdad Dorotea que esos charcos tienen voz, te llaman bajito y te dicen, salta, salta y que gozada hacerlo.
    Besos.

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  4. Te diré que yo aún chapoteo en algunos charcos ante la sonrisa de mis nietos y su asombro.
    Ni que decir tiene que yo, como tú, jugaba en los charcos.
    Besos de nostalgia.

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  5. Lo mejor de todo es que no había reproches por llegar sucio a casa, sólo la profunda preocupación de una amorosa madre.
    Hermoso texto lleno de realidad
    Saludos

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  6. Que ilusión saltar sobre los charcos con unas buenas katiuskas! Y aun hoy tengo tentaciones, cuando voy en mi scooter es que no puedo evitar pasar por encima....Muy bueno tu escrito y tan evocador....besos.

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  7. Es increíble pero creo que todos los niño@s nos ha gustado meternos en ellos , me has hecho recordar a mi con mis botas katiuskas en invierno cuando iba al colegio con un baby blanco de uniforme , si vieras como lo llevaba mis manos implantadas en él , cada vez que pasaba por un charco saltaba y me mojada toda y las manos ¿ donde crees que me las limpiaba ? jajaaj eso es ..en el baby y cuando llegaba a clase la profe ufff ni te cuento ...
    Un encantador relato que nos has hecho conocer un poco tu niñez.
    Un abrazo y muchas gracias por ofrecernos esta linda convocatoria ..

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  8. Yo creo que el barro tiene algo nuestro, una especie de espíritu constructivo que nos lleva a modelarlo, aunque nos ensuciemos, aunque nos regañasen...
    Besos y gracias por la convocatoria.

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