jueves, 21 de noviembre de 2013

HERMANN HESSE


La máquina de escribir de Hermann Hesse


HERMANN HESSE

Mi generación -la de los años 50 en Alemania- no debería tener ídolos. Así al menos me parece a mí. Me crié con pánico de masas, desconfianza total de palabras altisonantes; 'patria' era sinónimo de fascismo y 'uniforme' de obediencia ciega como coartada de lo que la mayoría silenciosa había consentido que ocurriese en el Tercer Reich. La admiración histérica despertada por grupos como The Beatles o The Rolling Stones me sonaba al rugido de la Alemania de Hitler que felizmente solo he conocido a través del 'Wochenschau' (NODO alemán) y de películas bélicas norteamericanas. Rechacé hasta la lectura de los clásicos alemanes (Goethe, Schiller y todo su olimpo germano) por relacionarlos con el nacionalismo de los arios rubios y de ojos azules que habían machacado a sus vecinos dos veces en medio siglo.

Pasaron bastantes años hasta que a través del Juego de los abalorios descubrí a Hermann Hesse: como autor, su estilo es excelente, casi imposible de traducir, diría yo, porque no le sobra ni le falta una palabra, lo cual significa que o te sabes la equivalente en otro idioma o te cargas su pureza inventando expresiones que él no hubiese utilizado. Y no estamos hablando de las grandes obras suyas que en 1946 le merecieron el premio Nobel. Además de sus novelas archifamosas como El Lobo Estepario Hesse escribió relatos cortos cuyo ambiente es tan denso que cuarenta años después de leerlos, todavía percibo el frescor húmedo a sótano mal ventilado que exhalaba la entrada de su casa cuando era adolescente y regresaba a final de curso, descrito así en un relato de juventud. También me merece respeto como pintor: en la posguerra vendía unas delicadas acuarelas de montañas y bosques dedicando los ingresos a los prisioneros de guerra. Y las pintaba en Suiza porque se fue de la Alemania Nazi cuando comprendió que nada podía hacer para detener la locura colectiva que recorría el país. 

Le admiro como personaje y como creador pero no sé si recomendar su lectura por la que ha pasado la apisonadora del tiempo. Tiene textos muy válidos todavía, pero otros, sobre todo sus poesías, tienen un trasfondo religioso difícil de asimilar si no se comparte. Eso sí, una vez al año, releo una antología suya para recordarme a mí misma lo bien que suena el idioma alemán de la pluma de mi ídolo, Hermann Hesse.


Para seguir descubriendo ídolos, pasados por el blog de Judith.

18 comentarios:

  1. Bueno Dorotea, con tu pasado triste, necesitaste de algún modo construir un ídolo al que aferrarte y ¡lo lograste bien!!!

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  2. Un ídolo tristisimo, este, pero con calidad suficiente como para aprender y disfrutar su obra.
    Un beso

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  3. Magnífico reconocimiento, en un escrito que no tiene desperdicio por todas las vivencias que nombras -aunque tristes. Entre tanta imagen que pulula, entre tanta estridencia y seres efímeros, quedarse con un señor de la literatura, es realmente un acierto. He leído a Hesse, aunque admito no toda su obra, pero me quedé pensando en lo que dices, cuánta riqueza se pierde según las traducciones.
    Muy buen aporte Dorotea!
    Besos:
    Gaby*

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  4. Es lógico no querer tener idolos cuando se tiene fresca la memoria con las atrocidades cometidas. No conozco la obra de Hermann Hesse, aunque me has despertado la curiosidad por su obra. Es una magnífica opción tener como referente, (me resisto a emplear la palabra ídolo), a un reconocido escritor que además era contrario a la nefasta ideología que imperaba en su país.
    Un abrazo.

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  5. Lógica tu reacción entonces, por suerte el tiempo lo cura todo, o casi todo, pues todo no debe olvidarse. A través de Hesse se puede bucear la creación excelente y la vida, me impongo leerle de nuevo, merece, si es aceptable, el calificativo de ídolo o de humano excelente.
    Dorotea, muy buen enfoque del tema desde la sinceridad y las buenas letras, besitos.

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  6. Hola!!
    Que interesante aporte Dorotea, no conozco mucho a Hesse, solo algunos nombres de sus obras, con tu historia me has hecho pensar en mi abuelo, él era polaco y se vino a mi país por la guerra, no lo llegue a conocer pero mi madre me cuenta lo poco que recuerda también sobre él y su historia.
    Gracias por participar.
    Besos

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  7. Creo que a pesar del tiempo o incluso por eso, este autor es uno de los grandes, así me lo parece.

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  8. Desde la tristeza de vivir esa época caótica para todos, nos devuelves la ilusión de que aún en los peores momentos el hombre puede mirar hacia otro lado y soportar creándose un ídolo lo que sea. La esperanza creo que también en estos casos ayuda un poco. Siento que tu niñez te dejase tan feos recuerdos...Pero también espero que el paso del tiempo te alegrara el alma.
    Besos amiga llenos de cariño.

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  9. Me gustó Dorotea este mostrar sincero que has tenido. Idolo o personaje admirado, Hesse es uno de los grandes, Hace mucho tiempo que no leo nada de él, igual es un buen momento.
    Besos.

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  10. Gracias a todos por vuestros comentarios. Sin embargo creo que no me he expresado bien: Mi infancia ha sido tan feliz que salvo mi hermana con la que la compartí, no conozco a nadie que tenga mejores recuerdos que yo. El trasfondo político y ambiental del país no tuvo ninguna influencia en eso. Lo que describo como rechazo de lo patrio, lo nacional, fue algo tan generalizado que hasta el año 2006 con ocasión del Campeonato Mundial de Fútbol no se vieron banderas alemanas en las terrazas y ventanas que no tuvieran tufo a un nacionalismo exagerado. Fue el deporte que cerró esa brecha de malestar. Casualmente lo viví en Múnich y fue la gran reconciliación del pueblo alemán con su bandera. Me estoy saliendo del tema, pero quise contároslo. Un abrazo.

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  11. Muy oportuna tu aclaración amiga Dorotea. Hace mella el pasado, no soy ni de banderas ni de patrias, pero es lógica la recuperación de la"normalidad" en tiempos de campeonatos. No interpreté, creo que tu infancia estuviera traumatizada, eso me parece que lo entendí. Un beso asins de grande.

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  12. Grandes hombres con contenido y sensibilidad y claridad que han abierto el replanteo de la vida y son ejemplo para muchos. Misbrespetos siempre a Hesse!!!

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  13. Qué interesante la historia que nos has contado. La verdad es que no todavía no he leído nada de Hesse aunque si que me gustaría.

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  14. Me gusta tu relato, sobre todo porque nos ambienta en una época, en una situación que ayuda a comprender muchas cosas. Cuando se lee un libro, también está bueno empaparse un poco en la realidad que le tocó vivir. Es un escritor que aún me falta conocer.
    Un beso!

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  15. Me parece interesante este tema que rozas sobre leer o no leer un autor por estar relacionado con actos o acontecimientos que rechazamos.
    Besos!

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  16. "El Lobo..." y "En el balneario" fueron durante algunos años libros me acompañaron con frecuencia. Reconozco que era más mi obsesión por leerlos y entenderlos desde el punto de vista literario, que no presté atención a los detalles en los que podría subyacer algún detalle socio/político.
    Entiendo pues esa predilección, que en tu caso está más que justificada por la proximidad del entorno y el idioma.
    besos

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  17. Es bueno tener de ídolo un escritor, porque como va la juventud, se tienen ídolos; pero pocos intelectuales. Yo la verdad es que no lo he leido como tantos otros; pero en cualquier momento lo haré y disfrutaré como lo has hecho tú. Siempre es bueno hacer un buen repaso del idioma materno, no hay que olvidar las raices.
    Un abrazo

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  18. Leì por recomendaciòn de uno de mis hijos Damien, y te aseguro que me dejò conmovida para siempre, tanto como para releerlo cada tanto.
    Todo lo que decìs aporta mucho y es de sumo interés para redondear mi juicio sobre Hesse. Vino a mi memoria el libro y la pelìcula El Lector. Todo un tema el que has aportado.
    besos

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