miércoles, 15 de agosto de 2012

... y sin embargo ...



...Y SIN EMBARGO...

El verano nos tiene sitiados tras muros de sombrillas; por las noches solo las baldosas prometen algo de alivio y me acuesto sobre una manta en el suelo, pegada a la ventana. Ni siquiera la palmera del jardín agita su abanico. Sin dar la luz conecto el portátil. El Gran Hermano binario me informa de que cuanto más calor, menos duchas frías, y sumisa abro el grifo del agua caliente. El resultado es tibio pero podría ser peor. Sigo leyendo que todo debe consumirse a la temperatura de nuestro cuerpo, nada de helados, gazpachos, refrescos ni tintos de verano. Mientras lo aplico me doy cuenta de que mis quejas sobre el calor son puro mimetismo coloquial. Ya no sudo; debe ser que a mediodía me convertí en un charco que evaporó antes de caer la tarde, y sin embargo...
...desde que mi mano no me transmite tu pulso me estoy enfriando por dentro y por fuera aunque Lorenzo pique y la sombra esté lejos. Temblorosa mi piel sin memoria de caricias se refriega contra las sábanas. No encuentro lo que dejé de buscar porque creía estar contigo. El terral resbala por mis hombros y despierta el escalofrío de tu almohada impoluta junto a la mía arrugada y revuelta por una fantasía calurosa como este verano.

13 comentarios:

  1. Lo de hermano binario me ha gustado, jajaja, pero te advierto que no es cierto, contra el calor, mucho gazpacho, no helado, pero si para reponer los minerales, y duchas frías como que no?, después de leer tu relato necesito una, ufffff, si, vale, que me he dejado llevar por la imaginación, pero son tus deditos los culpables, encantada de conocerte nueva amiga juevera, me voy y cuando vuelvo veo que tenemos muchos y muy buenos fichajes, miles de besosssssssssssssss

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  2. no sé bien cuál será el argumento para sostener esa teoría, pero a mí en el verano que no me saquen los helados!...lo de la ducha fría, te diré, que cuando pega afuera el sol, el agua de la canilla llega a salir tan caliente como si fuera de caldera!

    El reencuentro en sueños con lo que se fue quizás sea el único consuelo de esas tórridas noches en que nos trastocamos!

    Un abrazo

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  3. Me has aproximado a un día de sofoco y sudores (nada más alejado de lo que se vive por estos lares actualmente... brrrr, qué frío está haciendo!), pero esto es lo bueno de compartir, y, a través de los relatos: transmitir.
    A partir de esa descripción de calor intenso, de pronto... ese frío de la ausencia, poniendo la nota de contraste. Me gusta como vas hilando la trama y nos metes en ella.
    Besitos al vuelo:
    Gaby*

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  4. Yo también me quedo con la ducha fría, helados, tinto de verano y todo bien fresquito, el calor,en compañía...
    Besos

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  5. a ese calor, amor y helados!
    saludos, dorotea

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  6. Ayyy Dorotea, casi me creo que todo es mental, invención, hasta el calor que sudamos o el frío que gotea hielo de la nariz. Pero Lorenzo es verdadero, y los consejos no todos valen, lo que vale son sus brazos cuando de noche me abrazan, lo dice la copla, valen aunque se arruguen las sábanas y quede la almohada húmeda de sudor añorado.
    Besito con espuma fresquita.

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  7. calor, helados y calurosos recuerdos...

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  8. No se si esos son los remedios adecuados, yo hago lo contrario. Lo que me maravilla de tu relato es la facilidad que desde Baviera nos trasladas a esas tardes malagueñas con terral donde el agobiante calor nos quema la piel y hay que refugiarse entre las cuatro paredes de la casa con todo cerrado, eso sí. Magnificas tus palabras.
    Gracias por participar. Un beso

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  9. Magnífico relato Dorotea, mezclando ese sofoco ante la dureza de don Lorenzo y la fria soledad de lo que un dia fue. Me gustó realmente. Ante esos consejos, yo hago todo lo contrario, así me luce en tiempo de calores!.
    Un beso.

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  10. Pienso que para combatir la calor, lo mejor es el frío y viceversa. Soy de una tierra donde el calor se escribe con letras mayúsculas y siempre se ha combatido con agua fresca, persianas bajadas y saliendo de las 10 de la noche en adelante. Me gusta ese contraste que has establecido entre la dureza estival y la gélida frialdad provocada por la ausencia.
    Un abrazo.

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  11. Un calor que trae recuerdos calientes, pero se refrescan con helados.
    Un beso.

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  12. La frialdad de la ausencia mitigada con el calor de los sueños y el recuerdo, afuera el otro calor, el que no da tregua. Me gustó mucho tu relato Dorotea, un placer leerte
    Un abrazo

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  13. Gracias a todos por vuestros comentarios y lecturas.
    Me voy acercando al hogar malagueño... el calor en carretera sería otro tema a tratar...
    Un abrazo.

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