jueves, 23 de agosto de 2018

LA CORBATA




LA CORBATA

Hacía ya bastante tiempo desde la desaparición de mi marido durante un viaje de negocios al Yemen, cuando el hotel donde se había alojado me envió su maleta. Un servicio de transportes me la trajo y la arrinconé durante unas semanas, pero mi casa era tan pequeña que la veía a todas horas y también tropezaba con ella.

Una noche a la hora de acostarme, subi la maleta a la cama y la abrí. Observé el interior y me quedé helada: reconocí su ropa, camisetas y camisas, un par de pantalones, calzoncillos...  ¡todo impecablemente doblado! Ni yo misma en los primeros tiempos de nuestra convivencia lo hubiese colocado con tanta perfección. Y ¿él, siempre tan despistado y caótico, que solía aplastar  la ropa en el fondo de la maleta tirando sus zapatos encima? Era imposible que lo hubiese hecho él.

Levanté con mucho cuidado una por una  las prendas como si fueran de cristal y se pudieran romper. En un recoveco de la maleta toqué una bolita de tela, suave y  arrugada. Era el pañuelo que hacía juego con la única corbata que él tenía, un regalo mio de cuando éramos novios. ¿Y la corbata? Repasé todo sin encontrarla. Al final cerré la maleta y la puse al lado de la ventana sin querer pensar más en mis sospechas ni saber qué hacer con ella.

Incluso con la luz apagada mi cabeza seguía dando vueltas: la policía hubiese dejado una nota al ordenar la maleta, el gerente del hotel, una tarjeta de visita, ¿entonces...? tenía que haber alguien con quien él tenía la suficiente confianza como para que le preparase la maleta. Una mujer, ¡otra mujer!, a pesar de haberme prometido que ya no... que nunca más...

Cuando escuché un ruido difuso me incorporé en la cama. No estaba sola en el dormitorio. De repente una mano de hombre que olía a tabaco cubrió mi boca y una tela sedosa presionó mi garganta.

"Acaba ya", dijo desde los pies de la cama la voz de mi marido que nunca había fumado. "Me estoy poniendo..."


Sigan revolviendo pañuelos y corbatas en casa de Rhodea



9 comentarios:

  1. Un relato que me ha gustado mucho, sobre todo por la sorpresa final... No lo esperaba :)

    Muchos besos.

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  2. Bueno, es que sospechar hay para sospechar. Esa mano que no era de su marido está muy bien hallada. Un relato estupendo con una corbata perdida y un marido por encontrar :-)

    Un abrazo

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  3. Ese toque de intriga y misterio es fabuloso.
    Un abrazo

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  4. Habia vuelto para poner fin a esa relación que lo ataba, y paradójicamente quiso ponerle fin con esa corbata... pero creo que no se animó a hacerlo el mismo. Un abrazo Dorotea.

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  5. Creo que será el fin del de personaje narrador. Si la historia continuara, no la contaría ella. ¿Cual será la motivación de lo que parece un recurso drástico? Y además, el marido impaciente para que el otro la mate.
    Relato magistral.
    Besos.

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  6. Me ha descolocado un poco el final... Está claro que estar fuera de casa cambia a uno, tanto que dejas de saber quien es hasta que se presenta ante ti con otro semblante y ante otro panorama. Temo que el hombre desapareció porque quiso, del mismo modo que apareció.

    Un beso enorme.

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  7. Bueno...definitivamente habia alguien mas..que final mas inesperado...besoss

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  8. Pues me ha dejado algo descolocada ese..."me estoy poniendo", no se bien que va a pasar.
    Besos

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  9. Gran texto. No sé, pero creo que es el primero que leo tuyo de este géneno y si es así me ha encantado. Felicidades.
    Disculpa que haya tardado en comentar pero estoy hospitalizada. Gracias por participar.
    Saludos

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